Desde sus orígenes, La Duquesa ha sido un matriarcado, un negocio que se ha sustentado por el trabajo empeñoso y esforzado de tres generaciones de mujeres: abuela, madre e hija. Esta última, la señora Carmen Ramírez, su dueña actual, rememora sin dudar -pese a que asegura que su memoria no es muy buena para evocar “cosas antiguas”- que fue su abuela María Inés Rodríguez quien abrió la cortina de La Duquesa en calle Independencia por primera vez, en 1933, como un local de venta e intercambio de libros usados.
En 1964 se eliminó el rubro de los libros usados y dio un giro. La Duquesa se convirtió en una librería “de las otras”, ofreciendo artículos escolares, de oficina y juguetes, tal como se mantiene hasta el día de hoy, atendida por la señora Carmen y su hija María Jesús, quien a su vez suele ir a trabajar con su hija. Así, nuevamente se sigue recreando el matriarcado de La Duquesa.
El barrio Independencia-Mapocho antiguamente era bullante, pero desde que la Estación Mapocho dejó de funcionar y llegaron grandes tiendas al sector, la delincuencia aumentó y la situación comercial se complicó. Desde hace unos veinte años que en La Duquesa consideran que el negocio se ha ido echando a perder progresivamente. De todos modos las mujeres tras este negocio conocen el rubro y le ponen el pecho a las balas. Así dice la señora Carmen: “No hay que ir a una escuela de vendedores para hacer esto. Aquí siempre hemos sido mujeres solas las que hemos estado a la cabeza echándole pa’delante: mi abuelita que era separada, mi mamá que era separada, y yo, que nunca tuve marido. Las mujeres siempre le ponemos empeño para hacer lo que hay que hacer”.